Las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) han aumentado en Los Ángeles, generando miedo entre comunidades migrantes. Activistas denuncian detenciones arbitrarias y familias separadas en operativos sorpresivos.
Organizaciones civiles reportan un alza en deportaciones exprés. Refugios y centros comunitarios trabajan horas extra para asistir a afectados. La tensión crece en vecindarios latinos tradicionalmente vulnerables, convertidos ahora en zonas de silencio.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, justifica las redadas como defensa del “orden y la ley”, ignorando críticas por violaciones a derechos humanos. Mientras tanto, cientos evitan salir de casa por temor a no volver.







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